Hola acá les dejo el evangelio de hoy
Evangelio según San Marcos 6,7-13.
Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero;
que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.
Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos".
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión;
expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.
Palabra del Señor... GLORIA A TI SEÑOR JESÚS
Hoy el evangelio nos muestra el pasaje de la biblia donde habla de la misión de evangelización. En este contexto los apóstoles son advertidos acerca de su tarea misionera y cosechadora de vida. En este tiempo difícil, donde a muchos no les importa creer lo que son, donde están, o como están, es de alta importancia hacer hincapié, en que existe una y sólo una manera de alcanzar los Bienes Eternos, que es desde el Amor al Padre Dios, que todo lo puede porque para Él nada es imposible. En ese espíritu, los invito a pensar en su situación actual, reflexionando acerca de si está presente o no, el amor en cada uno de ustedes.
jueves, 3 de febrero de 2011
martes, 1 de febrero de 2011
Cristo, la alegría de nuestras vidas.
Hola de nuevo. Acá les dejo el Evangelio de hoy y un comentario mío sobre su lectura. Espero que les guste.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas (Lc. 2,22-40)
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor".
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción,
y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".
Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor... GLORIA A TI SEÑOR JESÚS.
Hoy la liturgia nos presenta un Evangelio donde un hombre, Simeón, se manifiesta seguro ante los ojos de Dios, alabando la grandeza del niño Jesús, y confiando en él para la salvación del pueblo de Israel, el pueblo elegido por Dios. Esto nos invita a confiar plenamente en Dios, porque somos su elegidos, y estamos llamados a predicar a Jesús para la salvación del mundo. No debemos vacilar a la hora de sentirnos hombres de fe, hombres de Cristo, y humanidad completamente llena de esperanza, de amor, y de vida. Dejemos entrar a Dios en nuestro corazón entregándonos día a día a Él, porque sabemos que por Él, vino y vendrá la salvación al mundo. Con ese espíritu, pidamos entonces a la Virgen María, que nos ayude a ser fuertes y fieles en la entrega de cada día con la esperanza puesta en Dios, y nos haga plenamente servidores del Reino.
Saludo con muy felices 15 a mi compañera Mary, y abundantes bendiciones lleguen a su alcance. =)
Lectura del santo Evangelio según San Lucas (Lc. 2,22-40)
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor".
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción,
y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".
Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor... GLORIA A TI SEÑOR JESÚS.
Hoy la liturgia nos presenta un Evangelio donde un hombre, Simeón, se manifiesta seguro ante los ojos de Dios, alabando la grandeza del niño Jesús, y confiando en él para la salvación del pueblo de Israel, el pueblo elegido por Dios. Esto nos invita a confiar plenamente en Dios, porque somos su elegidos, y estamos llamados a predicar a Jesús para la salvación del mundo. No debemos vacilar a la hora de sentirnos hombres de fe, hombres de Cristo, y humanidad completamente llena de esperanza, de amor, y de vida. Dejemos entrar a Dios en nuestro corazón entregándonos día a día a Él, porque sabemos que por Él, vino y vendrá la salvación al mundo. Con ese espíritu, pidamos entonces a la Virgen María, que nos ayude a ser fuertes y fieles en la entrega de cada día con la esperanza puesta en Dios, y nos haga plenamente servidores del Reino.
Saludo con muy felices 15 a mi compañera Mary, y abundantes bendiciones lleguen a su alcance. =)
lunes, 31 de enero de 2011
Cristo, la alegría de nuestras vidas.
Holaaa!! Bienvenidos a mi Blog. Espero que les guste. La idea de este blog es acercarles un poco cada día, el mensaje de Dios a los jóvenes y grandes. Acá les dejo el Evangelio del día.
Íntimamente, se nos presenta un Jesús con poder para sanar; ese Jesús que si lo llamamos, si tenemos el valor de pedir su atención, se nos acerca aunque estemos en nuestros peores momentos, y nos salva, nos purifica, nos cambia. Si bien humanamente, dejamos la mirada puesta en la imagen del endemoniado sanado, no debemos desviar la mirada de aquél que vino al mundo para darnos Vida Eterna. Por eso en este contexto, invito a todos los interesados en acercarse a la palabra de Dios, y a su poder de sanación, que no duden en acudir orando a ese Jesús que está presente cada día en medio nuestro. Pidamos a la Santísima Virgen que interceda por nosotros en nuestras debilidades, para que a través de ella, lleguen a Jesús nuestras súplicas, y podamos así, recibir el don preciado de Dios, la Vida Eterna.
Lectura del santo Evangelio
según San Marcos (5, 1-20)
En aquel tiempo, después de atravesar el lago de Genesaret, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Apenas desembarcó Jesús, vino corriendo desde el cementerio un hombre poseído por un espíritu inmundo, que vivía en los sepulcros. Ya ni con cadenas podían sujetarlo; a veces habían intentado sujetarlo con argollas y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba las argollas; nadie tenía fuerzas para dominarlo.Se pasaba días y noches en los sepulcros o en el monte, gritando y golpeándose con piedras.
Cuando aquel hombre vio de lejos a Jesús, se echó a correr, vino a postrarse ante él y gritó a voz en cuello: “¿Qué quieres tú conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Te ruego por Dios que no me atormentes”.
Dijo esto porque Jesús le había mandado al espíritu inmundo que saliera de aquel hombre. Entonces le preguntó Jesús: “¿Cómo te llamas?” Le respondió: “Me llamo Legión, porque somos muchos”. Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había allí una gran piara de cerdos, que andaban comiendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaban a Jesús:
“Déjanos salir de aquí para meternos en esos cerdos”. Y él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y todos los cerdos, unos dos mil, se precipitaron por el acantilado hacia el lago y se ahogaron.
Los que cuidaban los cerdos salieron huyendo y contaron lo sucedido, en el pueblo y en el campo. La gente fue a ver lo que había pasado.
Se acercaron a Jesús y vieron al antes endemoniado, ahora en su sano juicio, sentado y vestido. Entonces tuvieron miedo. Y los que habían visto todo, les contaron lo que le había ocurrido al endemoniado y lo de los cerdos. Ellos comenzaron a rogarle a Jesús que se marchara de su comarca.
Mientras Jesús se embarcaba, el endemoniado le suplicaba que lo admitiera en su compañía, pero él no se lo permitió y le dijo: “Vete a tu casa a vivir con tu familia y cuéntales lo misericordioso que ha sido el Señor contigo”. Y aquel hombre se alejó de ahí y se puso a proclamar por la región de Decápolis lo que Jesús había hecho por él. Y todos los que lo oían se admiraban.
Palabra del Señor ... GLORIA A TI SEÑOR
Palabra del Señor ... GLORIA A TI SEÑOR
Íntimamente, se nos presenta un Jesús con poder para sanar; ese Jesús que si lo llamamos, si tenemos el valor de pedir su atención, se nos acerca aunque estemos en nuestros peores momentos, y nos salva, nos purifica, nos cambia. Si bien humanamente, dejamos la mirada puesta en la imagen del endemoniado sanado, no debemos desviar la mirada de aquél que vino al mundo para darnos Vida Eterna. Por eso en este contexto, invito a todos los interesados en acercarse a la palabra de Dios, y a su poder de sanación, que no duden en acudir orando a ese Jesús que está presente cada día en medio nuestro. Pidamos a la Santísima Virgen que interceda por nosotros en nuestras debilidades, para que a través de ella, lleguen a Jesús nuestras súplicas, y podamos así, recibir el don preciado de Dios, la Vida Eterna.
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